martes, 6 de noviembre de 2007

UNA REFLEXION EN TORNO AL MISTERIO DE LA TRINIDAD DESDE LEONARDO BOFF

Leonardo Boff se ha esforzado en presentar su reflexión y comprensión en torno a la trinidad -gloria al padre, gloria al hijo, gloria al espíritu santo-. Él, escribe precisamente para los pobres, para los latinoamericanos, que no son precisamente lógicos pero que hemos sido contagiados y motivados por el pensamiento lógico y occidental.

Es importante la invitación hacia la mirada desde el nacimiento, desde la base, desde el surgimiento de nuestra fe trinitaria y entender su proceso histórico, para tener una mejor comprensión actual de nuestra profesión de fe. También es necesario entender que el origen de nuestra fe trinitaria no es occidental sino más bien oriental, y gracias a los esfuerzos que se han hecho para la comprensión del misterio revelado por un judío oriental, Jesús de Nazaret. Desde esta perspectiva miraremos la evolución e intentos que se han hecho para la comprensión del misterio de la trinidad.

Los evangelios no hablan de la trinidad, ni siquiera aparece el termino “trinidad”, lo que aparece es el Padre manifestado y obedecido por el hijo, y la presencia del espíritu santo. Ahora bien, la tradición viene desde el Antiguo Testamento y Jesús le da un sentido verdadero a la tradición. Se hablaba de Yahvé, el cual Jesús lo identificó como Abba (padre), un padre que no esta lejos sino un padre cercano, un padre misericordioso (el hijo prodigo), un padre amoroso y Jesús revela su relación de hijo con el Padre en sus oraciones, en sus actitudes, en sus milagros.

Un ejemplo de su oración (Lc 10, 21-22) cargada de alegría del espíritu: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra…” además, esta oración manifiesta la relación del Padre con el hijo y el hijo con el padre. Este texto de Lucas es fundamental para la comprensión de nuestra fe, porque la fe es la integración del ser humano consigo mismo y con Dios, es decir, es la unidad personal, el encuentro personal del ser humano con Dios.

Así también, encontramos muchos testimonios de fe comunicados en los evangelios sobre el misterio revelado por Jesucristo, que a continuación daremos algunas características de dicha revelación. Vemos que la revelación misma se desarrolla en la vida humana de Jesús, porque Jesús revela la actitud de un padre misericordioso, revela que ha sido enviado por el Padre, hace un intento por restaurar el señorío del Padre, libera en virtud de una energía y de un entusiasmo que lo impregna y que causa la admiración de los presentes. Y el espíritu santo se manifiesta a favor de Jesús, actúa en su propia vida. Revela la unión y la comunión que existe entre el Padre y el espíritu. Esta revelación lo vemos claramente en su oración, en el anuncio de la buena nueva, en el enfrentamiento con los judíos, los fariseos, en sus gestos de sanar y su trato con sus discípulos. Dicho de otro modo, la revelación se hace por medio de sus palabras, obras y actitudes. Todo esto que he dicho es un testimonio de los discípulos oculares y oyentes de su enseñanza y su mensaje.

Ahora bien, necesitamos dar otro paso mas ¿cómo ha sido comprendido, vivido y enseñado el misterio de la trinidad por los padres de la iglesia en el mundo helenista? Hay tener presente el momento histórico, el momento político, el momento cultural y el momento religioso de la época. Realmente fue una época de transformación, una época de cambio, una época donde se va configurando un mundo cristiano, una transformación del imperio. Es el encuentro de dos culturas distintas, es el desarrollo de una nueva religión cristiana pero también es el momento de defender la fe, la religión de los cristianos. En esta época vivieron los primeros padres de la iglesia en traducir su experiencia religiosa en una teología adecuada a aquel ambiente para asegurar la verdad de la fe. Usaron expresiones precisas que estaban al alcance de la razón critica de aquel tiempo; como substancia, relación, persona que son términos propiamente griegos. Estos términos no aparecen en la Biblia, por ejemplo no hablaban de persona sino hablaban de hombre, de varón y mujer, después al hombre se identifico como persona, persona significa el que tiene derecho para expresarse.

Pero resulta que el misterio no se puede encajar bajo las categorías humanas, aunque el esfuerzo humano fue necesario para la época por captar la revelación de Dios dentro de las exigencias de la razón humana y explicarla de manera coherente y lógica para que sea creíble y aceptable. Para un cristiano no fue fácil explicar el misterio lógico de la trinidad y gracias a los esfuerzos de los grandes teólogos como Tertuliano, Orígenes, Teófilo de Antioquia y otros más. Y la tradición siguió su curso, el dogma se cerró hasta el concilio de Florencia (1439-1445) pero siguió el curso de una teología abstracta, teórica, incluso hasta nuestros días como nos hacia ver Boff. Actualmente todavía vale este lenguaje ante una cultura científica-racional. Pero también es necesario hablar el otro lenguaje, el lenguaje de Jesús testimoniado por sus discípulos.

Ahora estamos consientes que nuestra cultura tiene sus raíces profundas en la cultura griega y nuestra religión tiene sus raíces profundas en la religión judía, en el judaísmo. Por eso la necesidad de conocer las raíces de nuestra cultura y nuestra religión, el cual, es indispensable recorrer este camino para tener una mejor comprensión y explicación actual de nuestra fe.


EL MISTERIO DE LA TRINIDAD COMO EVANGELIO DE VIDA

¿La trinidad que tiene que ver con la vida del ser humano? ¿Cómo explicar la trinidad desde los pobres de América latina? Boff decía que “la trinidad tiene que ver con la vida de cada persona, con su hacer cotidiano en el esfuerzo de dirigir la existencia en la conciencia recta, en el amor y la alegría, en el sufrimiento en la pasión del mundo y de las tragedias existenciales; Tiene que ver también con la lucha por denunciar las injusticias sociales y por construir una convivencia más humana y fraternal, con todo los sacrificios y martirios que supone no raras veces este empeño”. Hemos dicho que la revelación de Dios se desarrollo en la vida humana de Jesús, pues la misma revelación de Dios se revela en la vida humana de cada cristiano, en la vida del pobre, del oprimido, y de cualquier hombre; es absolutamente necesario ver la trinidad en la vida personal y social como un proceso de evangelización al misterio salvífico. Es necesario reconocer al ser humano como un misterio, al mundo mismo como un misterio, a Dios mismo como un misterio.

El misterio de la trinidad esta presente en el ser humano, en la capacidad de la creatividad, en la admiración por la belleza, en la capacidad de amar, en la capacidad de salirse de sí mismo hacia el otro, en la libertad de hacer la voluntad de Dios. Porque Dios a través de su espíritu esta en el hombre, el hombre esta envuelto en el espíritu de Dios. Por eso es necesario que el hombre tenga conciencia de que sus luchas por la vida y por la libertad, es la misma lucha que hizo Jesús al hacer la voluntad del padre a través de su espíritu al instaurar su reino de la gloria y de la vida eterna.

El misterio de la trinidad se ha expresado, se ha revelado por Jesucristo, lo necesario para comprender el misterio divino es la fe, la fe es la puerta de entrada hacia la contemplación del misterio. La fe es creer y creer no es “aceptar las afirmaciones que Jesús y los apóstoles nos han hecho en nombre de la trinidad y sobre la trinidad”, creer significa entregarse, integrarse al padre, al hijo y al Espíritu Santo. “Confiar nuestra vida y nuestra muerte al misterio de la comunión que nos arropa y nos realiza infinitamente”. Creer significa un modo de ser, un camino que nos lleva hacia la dinámica de la revelación, sumergirse en la comunión de la vida trinitaria. Este es el camino que ha hecho Jesús hasta los últimos místicos, los místicos son los que ven la presencia de Dios, la gloria de Dios, son los que ven a Dios como existencia. Son los que expresan que Dios no es amor sino el amor es Dios. Porque si Dios es amor seria una cualidad de Dios y el amor no es una cualidad de Dios sino es Dios mismo, es la fuerza que hace que el ser humano salga de sí mismo hacia el encuentro del otro. El amor es Dios porque el amor envuelve la totalidad del hombre. El amor se expresa de distintas maneras como lo han expresado los místicos.


José Antonio Hernández




LOS CAMBIOS QUE NOTAMOS HOY EN LA DOCTRINA TRINITARIA

La trinidad se ha venido manifestando a través de la historia, donde el mismo pueblo de Dios lo ha percibido en cada una de sus intervenciones, pero hoy día tenemos que percibirla no solamente desde lo que nos dicen los concilios y los padres de la Iglesia sino en las cosas que percibimos y hacemos, eso no quiere decir que todo el intento hecho por ellos sea algo obsoleto, ya que este esfuerzo por relacionar y demostrar la manera como tanto el Padre-hijo y Espíritu Santo, armónicamente se conjugan entre ellos siendo uno solo, es lo que hoy logramos entender como trinidad.

Es aquí donde el misterio de la trinidad se da y se sigue dando económicamente al ser humano para que lo acoja como parte de su naturaleza y se apersone de el.

Esto fue lo que hizo Dios al encarnarse en Jesús, dio a conocer su misterio por medio de su hijo, quien procede del Padre ya que ha sido engendrado por El. Aquí es donde actuá es Espíritu Santo quien procede del Padre y el Hijo, formando los tres una comunión donde el uno se complementa del otro, menos el Padre ya que es coeterno.

Esta misma comunión la podemos ver hoy de muchas maneras, donde le damos diferentes significados y cobran significaciones de las cuales nos aferramos a ellas que hacen que se enraícen en nuestras culturas y religiones haciendo de nuestra fe un fundamento para nuestra vida. Esta simbólica teológica de trinidad que se refleja hoy en nuestra sociedad, la encontramos o esperamos hallarla en: la familia, la iglesia, lo formal, la antropología etc. A nivel de simbología trinitaria, podemos observar hoy día en nuestros contextos culturales y religiosos que alrededor de ellos encontramos expresada la trinidad en muchos símbolos, pero no debemos quedarnos solo con el símbolo, sino que ello nos debe llevar a darle un significación a nuestra existencia y a nuestro mundo.

Esa significación es la que se ha venido buscando en nuestros contextos trinitarios, contextos en los cuales Dios se sigue revelando e intercediendo a favor de los marginados, donde no solamente se muestra como Padre, sino también como Madre, si, como un ser lleno de amor y afecto maternal, ese mismo afecto que recibió Jesús de su madre. Por ello, la trinidad no es solamente un símbolo que representa tres personas, sino que son tres personas llenas de amor, de vida, de afecto, de libertad.

Libertad que es recibida por medio del misterio de la trinidad, una libertad que nos lleva a la santidad en la comunión de cada uno de nosotros con el misterio trinitario. Misterio que hoy nos lleva no solamente a aceptarlo como algo divino o sacramental, sino que también al recibirlo estamos comulgando con el, así como se da la comunión del Padre con el Hijo, así mismo estamos en comunión no solo con ellos, sino que debemos reconocer que la trinidad se hace presente en la creación.

Pero la creación de la cual hacemos parte nosotros, debe no solamente hacernos reconocer la presencia de la trinidad en medio de ella, sino que también como teólogos debemos dejarnos invadir por las tres personas divinas para poder ver y criticar en que lugar estamos nosotros y la Iglesia ante los fenómenos sociales y religiosos que vemos hoy. Por lo tanto, el papel de la trinidad no es solo que reconozcamos que hay una comunión entre el Padre-Hijo y Espíritu Santo, sino que además nos exhorta a denunciar todo aquello que vaya en contra de lo que no es trinitario del amor de Dios, y a continuar reconociendo que la trinidad siempre ha estado presente en medio de la historia liberando al oprimido.


Arnoldo Fernández Castañeda. Ss.cc.


LA COMUNIÓN DE LA TRINIDAD NOS HACE LIBRES Y SE MANIFIESTA EN LA COMUNIDAD

Cuando va atardeciendo acontece para los poetas el crepúsculo del atardecer y refrena para ellos un espacio de contemplación. Donde se emana una dinámica propia por ellos, que se trata de develar la existencia plena del amor, sin olvidar ningún detalle, método real y vivificante, aunque para algunos mítico o ilusorio.

Convicción que data la henchida comunión entre los seres amados y quienes se aman, las inconsistencias emocionales prefiguran una idea mediata de la trascendencia, pero se equipara de destellos naturales que han buscado y encontrado los corazones sinceros de todos los tiempos. En respuestas poco convencionales para muchos, abre la posibilidad de un reconocimiento más sencillo y significativo.

Propicia de esta forma el poder interactuar el uno con lo otro, y verificar la revelación histórica que se ha transmitido desde la antigüedad, como esa vinculación directa de su creador con sus criaturas donada en hijo. Y que ha favorecido la comprensión de lo que acaece hoy, no podemos obviar las fragilidades de los creyentes y menos olvidar el pasado.

Desde esta perspectiva irrumpámonos en nuestras realidades y creencias para fomentar una serena e histórica experiencia de trinidad. La fe en la trinidad de personas, Padre, hijo y espíritu santo, viene a responder a la gran búsqueda de la participación, igualdad y comunión que hace arder a las conciencias de los oprimidos.

Hemos estado por décadas sumergidos en teorías que nos separan de la experiencia trinitaria y que se refleja en las manifestaciones cultuales que damos. Por eso la experiencia nace y se encarna en nuestro pueblo Latinoamericano que ha sido oprimido y devastado por el imperio, donde el clamor de justicia lo han escuchado hombres y mujeres que dieron y siguen dando su vida por los hijos e hijas de Dios.

En esto favorece la liberación histórica, que ha conscientizado y ha generado campos de humanización en nuestro pueblo y que desde allí, la sociedad como estructura sacramental favorece la comunión como lo es la trinidad. Fijados en una realidad menos distorsionada de la piedad popular y de la comprensión de los teólogos.

Por otra parte se debe tener cuidado en el sentido como vemos o reconocemos la trinidad, nos obligamos con un cepillo a contra pelo limpiar o sacudir con cuidado aquello que tenemos a vista, sin ignorar nada. Cernir esa experiencia comunitaria que aducimos vivir y comprender, pues desde allí se engendra la comunión siendo ésta la primera y la última palabra del misterio trinitario. Entendiendo las líneas históricas de liberación como estado de significación en el tiempo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. “La concepción trinitaria de Dios nos proporciona una experiencia global del misterio divino. Cada uno de los seres humanos se mueve dentro de una triple dimensión: la de la trascendencia, la de la inmanencia y la de la transparencia”[1].

Conforme a ello, dentro del marco evangélico podemos denotar el cómo se revela en la historia y en la Iglesia la santísima trinidad, florece la comprensión auténtica e interpretación de cada una de la persona en la trinidad. No se puede hablar, ni mucho menos encontrar esta experiencia dividida, sino como hecho experiencial, de cada ser humano que lo acoja, como lo fue la vivencia testificada de los primeros discípulos.

Expresando que desde la antigüedad (Antiguo Testamento) la presencia viva de Dios-Padre estuvo con el pueblo elegido, aquel que acogió a unos despreciados y moribundos en el desierto (Moisés). Orientándolos hacia la tierra prometida, hacia la misericordia y compasión de un Padre por la situación de su Hijo, ¿acaso el Padre dejaría morir a su Hijo? Sería fuerte este cuestionamiento, pero el sentir de comunión la desliga y entrelaza mas la relación Padre-Hijo, y en experiencia Espíritu Santo-Hijo.

La comunidad se dona y se fortalece en cada uno, se instaura como el reino que Jesús profeso y del cual encarnamos en el sentir del credo. Estamos siendo generadores de vida cuando expresamos al Padre fidelidad, a través del contacto filial como lo tuvo con Jesús. Esa bondad inmersa en los hijos e hijas que él va al encuentro, en intimidad como Abba, padre tierno, entregado a sus hijos.

De esta forma Jesús vivió como Hijo verdadero de Dios, en unidad y fidelidad al Padre, que se dio al mundo en la presencia de su Hijo, y que se encarna en la realidad actual de sus hijos. Jesús como Hijo en relación con el Espíritu Santo, da al mundo seguridad del Padre, que se transfigura para no dejar desfallecer a sus hijos. La interna relación que Dios-Padre tuvo con su Hijo-Jesús, mediante la presencia del Espíritu es resaltada por los evangelios, Pablo y los primeros Padres de la Iglesia, que en sus escritos manifiestan la presencia de la trinidad como gracia, amor y comunión.

La gracia (Jesús) manifiesta la caridad de Dios, ese amor (Padre) presenta la entrega y donación de su Hijo, la comunión (Espíritu Santo) son innumerables dones que recibe la comunidad, y en ella se benefician todos. Todo esto conforma la esencia trinitaria que nos habla Pablo, en 2 Cor 13, 14. Con este presupuesto se debe añadir, que toda presencia trinitaria en la historia implica una revelación de la trinidad, en el ámbito social, económico, político y religioso.

Esta autoentrega de Dios la vemos atestiguada en el nuevo Testamento en las expresiones del Hijo y del Espíritu, enviados por el Padre para la vida del mundo. El Antiguo Testamento posee un valor en sí mismo, ya que es testimonio de la revelación histórica de Dios a un pueblo. Leída desde la revelación en Jesús y el cumplimiento con la parusía en los escritos del Nuevo Testamento. Esta expresión de fe se da en la continuidad sacramental, y que se manifiesta al celebrarlas. Pues se es la propia experiencia existencia de la fe de las personas en la relación con la trinidad que es visible y consciente, y que se transmite en la filiación con la familia y con su entorno, nada puede salir por azar, sino de forma intrínseca ante la otridad.

Teniendo presente que hay varias formas de definir esta realidad trinitaria, en nuestro contexto, debemos ser precavidos, y con propiedad saber el concepto de algunas definiciones que se han asumido en la historia. El primero es el modalismo siendo este los modos como aparece un solo Dios, la unicidad divina, que se proyecta para nosotros en tres modos diferentes.

El segundo, es el subordinacionismo que se asume como la criatura más semejante al padre que es posible concebir, pero sin llegar a la igualdad de naturaleza con el padre, él esta subordinado al Padre, propuesto como el mediador y salvador, siendo esta corriente todavía de discusión en nuestro días. No se puede concebir que Jesús sea Dios y que a la vez haya sido criatura como todos, idea algo fuera de la misma concepción de Dios con nosotros del antiguo testamento.

El tercero, es el triteísmo afirma las tres personas divinas, pero que cada una es diferente a las otras, de substancias independientes y autónomas. No hay comunión entre ellas como constitutivo de la persona divina. Esta visión algo desafortunada, es todavía vigente y de la cual se adhieren muchos.

No podemos ser negligentes ante esta visión y comprensión de la trinidad, cada una de las anteriores concepciones de la trinidad son vigentes en nuestra actualidad y de las cuales muchos creen todavía en ellas. Se subordina al Hijo como al Espíritu, y dejan a Dios verdaderamente, que sería el Padre único. Se sabe que contra estas corrientes tradicionales se es muy difícil ir, es algo que ya esta impuesto en su mente y corazón, pero queda esa tarea incansable del teólogo en no seguir alimentando esas creencias populares y de decrecimiento en las personas, ser mas humanizantes y de acciones evangélicas.

Con ello, vienen los grandes aportes hechos por los padres de la Iglesia desde san Irineo con que todo parte de la regla de la fe y de los escritos bíblicos para contemplar la trinidad. Y estas contribuciones los termina Santo Tomás de Aquino partiendo de la esencia una, procesiones, y termina analizando las relaciones entre ellas, siendo estas relaciones subsistentes y permanentes. Que dan el rumbo al camino cierto del misterio de la trinidad.

Podemos finalizar que este camino en dar respuesta y tener cuidado a las palabras y definiciones, puede ser un espacio de investigación para la teología y de confrontar con veracidad lo que han transmitido en la dogmática de la Iglesia, pues tampoco se puede luchar contra una estructura vigente. Está solo el aporte que podamos hacer como teólogos al mismo existencial trinitario, que se da.


Mario Agudelo

[1] BOFF, Leonardo. La trinidad, la sociedad y la liberación. Ediciones Paulinas, Buenos Aires, 1987, pág. 34.

sábado, 22 de septiembre de 2007

¿Existe Dios?


Para referirnos a Dios debemos fijarnos cómo esa realidad nos hace decir si o no; pudiendo ser ella misma la que nos allega o nos desvía de Dios, o somos nosotros los que aceptamos creer o no creer en cuanto a la infamia de un Dios, que puede ser que exista. Pues, esto no lo podemos eliminar por vía racional sino experiencial.

Comencemos por algo que nos vincula inmediatamente con la realidad de Dios, nuestro ateismo que desde la modernidad con Descartes hasta Hegel se ha reflexionado sobre el pensamiento ateo y los cuestionamientos acerca de la existencia de Dios. Después aparece Feuerbach; el cual afirma que el hombre es un ser religioso por naturaleza.

Feuerbach distingue dos tipos de religiones: las falsas y las verdaderas. Las primeras son religiones teocéntricas que giran alrededor de Dios, para Feuerbach Dios es una palabra de convención social que evoca una idea, esta es una construcción de la mente referente a lo empírico, es decir es una representación. Dios no ha creado al ser humano, sino es una palabra que la persona ha creado, es decir que Dios opera como una palabra y una idea.

“Ya no es Dios sino el hombre el punto de partida de todo filosofar – el primer objeto el hombre es el hombre – no se trata de ningún ser abstracto, simple pensando o imaginando, sino un ser real: el hombre”.[1]

Así mismo, las religiones teocéntricas son alienantes y enajenan, es decir, que la esencia humana desconoce lo que es suyo. El ser humano crea la idea de Dios volviéndose el centro de su vida, de esta manera el hombre se desconoce a sí mismo por conocer a Dios.

Feuerbach plantea una serie de argumentos en los que describe la esencia de Dios y llega a la conclusión de que Dios es una proyección ampliada de la esencia del ser humano; la esencia de Dios no es otra cosa que la esencia humana. Por consiguiente verdaderas que giran en torno al ser humano, estas son las religiones antropocéntricas en donde el hombre es Dios para el hombre. La idea de estas religiones es que lo central no debe ser una abstracción (Dios), sino una realidad (el ser humano).

Por tanto, para algunos filósofos que siguen la corriente sostiene; “Para que el hombre recupere todo su ser es necesario matar a Dios, esto solo es posible en el lugar que existe: la mente del hombre; así el ser humano quedará solo y se hará responsable de sí mismo”. De acuerdo a lo que plantea Feuerbach Dios existe en la mente del ser humano.

Finalmente se puede decir que la fe es una opción en la que toda persona que cree en la existencia de “Alguien” se exige una experiencia de fe; ya que de Dios no conocemos nada tangible, sino se parte de una experiencia de fe supuestamente, una experiencia criatura-creador. Solo el ser humano es capaz de hacer esa introspección, volver a su origen y encontrarse con lo abstracto o absoluto que se puede llamar Dios.

Se puede añadir además que el hombre a lo largo del camino esta inmerso en un mundo de significados, que él puede ir experimentando cada vez más en su vida, llevándolo a una reconstrucción de su interior y formando nuevas bases firmes de su creencia.

Mario Agudelo


[1] KÜNG, HANS. (1979). “¿Existe Dios?”. Madrid. Cristiandad.

Dios hoy: ¿Problema o misterio?


Se refiere a ciertas ciencias que hablan de Dios como lo es la religión y la Teología, y además la misma filosofía. Estando de la mano filosofía y religión. Considerado desde el punto de vista de la filosofía, pues se tiene que ver como ésta la hacen ver como que no se compadece de la fe en Dios y es manejada de esta forma en las lecciones de clase, filósofos incrédulos.

Quien conozca la historia de la filosofía vera que es un error. Pues la idea de Dios desde los presocráticos fue un auténtico problema filosófico. Donde ha ido variando toda cuestión ante el planteamiento de Dios, llegando al ateísmo. Aparece ya en los siglos XVII y XVIII la neosofística, se da así misma en la crítica a la cultura y la sociedad, como ilustración o racionalismo, donde solo quedan ideologías causales de los fenómenos religiosos, libido bajo las cenizas e intereses enmascarados de poder.

El mismo materialismo dialéctico alardea hoy día de ateísmo. El marxismo ya lo había hecho desde siempre, pues parte por política y razón de la ilustración francesa. Saber realmente sobre la filosofía es menester partir desde los filósofos clásicos, desde Heráclito a Heidegger.

La idea de Dios se plantea desde la posibilidad de su sentido. Se busca entenderla, interpretarla, razonarla, y se trazan los límites del conocimiento humano respecto de Dios. Demostrando que los filósofos clásicos se han esforzado lo que el hombre comprende en su fe en Dios. La pregunta se centra sobre cuál es el Dios de los filósofos, con connotación del dios de platón, en cuanto a sus principios, como lo bueno en sí, el motor inmóvil, lo uno, lo absoluto, etc. teniendo todo esto un timbre muy teórico y abstracto.

El Dios al que los hombres dan culto es más real, más vivificante y creador como Padre para ellos. Mostrando el sentido místico con que se lleva esa relación con Dios ante planteamientos especulativos filosóficos. Además, Blas Pascal habla, que Dios es distinto de la sustancia infinita de Descartes. Pues el Dios de los Patriarcas es diferente al dios de los filósofos y de los sabios y Teólogos. Demostrando con ello que la conversión es una forma especial que cada individuo obtiene de signos distintos y ardientes.

Se puede con ello buscar una base común para integrarlos, como lo es la filosofía. Efectivamente, a la filosofía le interesa siempre que no se relativice la idea de Dios, con referencia a la idea de Dios, con referencias a cualesquiera visiones y ocurrencias o a usos y tradiciones santas. La experiencia religiosa no es un encuentro con Dios, sino con nosotros mismos, con nuestra historia cultural.

En el nacer de la fe en Dios necesitamos de la reflexión filosófica, pues nuestra fe no puede ser una fe ciega. Dios es un dios escondido. Con ello, manifestamos que es necesaria la reflexión ante la fe en Dios y ésta para tener una acción nuestra propia, humana, consciente y libre. De ahí parte el sentido que tiene la palabra en la historia como el hecho dialogal entre Dios y Hombre, manifestación propia del interactuar humano y que asiente con seguridad su fidelidad ante lo que se ha transmitido durante la misma historia.

Cusa habla sobre la verdad realizada en Dios, como la sabiduría de que el hombre necesita, o sea la sabiduría de si vida, y con ella la simbología que tiene el mundo dado por él. Acontece también adondequiera se filosofa auténticamente, y la teología permanece humana, aun cuando hable de lo que está por encima del hombre.

Mario Agudelo

EL SIGNIFICADO DE LA PROFUNDIDAD

"Profundo es el mundo, mas profundo que el día.
Profundo es su lamento. El gozo, mas profundo
que el sufrir del corazón.
¡Pasa!, dice el lamento.
Todo gozo, empero, quiere eternidad,
quiere profunda, profunda eternidad".
Friedrich Nietzsche.
El texto de Paul Tillich, nos hace un aporte para comprender lo profundo y lo superficial de la vida. Pues, la palabra Profundo según el diccionario de la real academia española tiene varias acepciones dependiendo del contexto del término. Pero el significado que nos convence es lo "que penetra mucho o va hasta muy adentro". Pero también es el dicho de una persona: cuyo entendimiento ahonda o penetra mucho. (Filosofo, matemático, sabio). Profundidad significa el lugar o la parte onda de algo. En caso de un pensador, podríamos decir, la hondura o penetración del pensamiento o de las ideas.

En cuanto al sentido espiritual la palabra profundo posee dos acepciones: primero significa lo contrario de superficial o lo contrario de alto. La verdad no es superficial, es profunda. El sufrimiento es profundidad, no altura. La luz de la verdad y la oscuridad del sufrimiento son, las dos, profundas.

Todas la cosas visibles tienen superficies, lo primero que vemos de las cosas son sus aspectos superficiales, incluso estamos envueltos en un primer momento por la misma realidad superflua, lo que conocemos primero ya sean personas u objetos, conocemos primero lo que "parecen ser". Al querer trascender la superficie para conocer las cosas tal y como son en realidad, se empieza por una pregunta pero antes de la pregunta está la incertidumbre, la duda, y para poder superarlo es necesario preguntar ¿Qué hay más allá de esto que veo? Es decir, preguntando siempre por la verdad, porque la verdad no engaña, nos da certeza de algo. Nos lleva debajo de la superficie.

En el transcurso de la historia el hombre siempre ha buscado la verdad, se ha preguntado, cuestionado, lo que ayer descubrió como verdad, hoy lo pone en duda porque esta expuesto al exterior, a la superficie, y el hombre siempre tiende a lo que está debajo de la superficie.

Por otro lado, cuando nos encontramos frente a otro recibimos una impresión de ella, pero esa impresión nos puede llevar al engaño pero si nos vamos a un estrato mas profundo de su ser, somos menos expuestos al desengaño. Y si llegamos a ver, a oír algo que contradiga a la persona conocida y no lo habíamos descubierto de él, y observamos que todo lo que de ella conocíamos hasta el presente, no era sino superficie. Y volvemos a penetrar en su verdadera esencia.

Otro ejemplo, mas claro en el caso de la ciencia, también sucede lo mismo, siempre vuelve a cuestionar su raíz, su fundamento, de lo contrario no habría avance ni ciencia. La ciencia surge cuando se atreven a buscar lo último, lo más profundo de lo que se ha puesto exterior. Todas las investigaciones que ha realizado el hombre siempre tienden ir más allá, a lo último de la profundidad del pensamiento.

Podríamos decir, que se han hecho pasos hacia la profundidad de nuestro mundo, y nos corresponde a nosotros reflexionar sobre nosotros mismos, sobre aquellas de nuestras concepciones que tenemos por evidentes. El paso mas grande que podemos dar, es preguntar sobre el sentido de nuestro ser y el sentido de lo que hacemos. El crecimiento hacia la profundidad está en dudar nuestras propias afirmaciones de lo que decimos y de lo que hacemos. Hacer como el carpintero, como el zapatero que se pregunta si tiene sentido su vida al dedicar todo su arte haciendo zapatos.

Dicho de otra manera, la profundidad del pensamiento forma parte de la profundidad de la vida. Nuestra vida se mueve siempre en la superficie, porque siempre nos damos vueltas en nuestra propia rutina, nos movemos siempre en un circulo, en un movimiento continuo, lo único que necesitamos es hacernos un alto para penetrar hacia la profundidad, no podemos llegar a la profundidad sin pasar por la superficie, la superficie es la puesta de entrada.

Yo creo que se ha marcado el camino hacia la profundidad, muchos poetas, músicos, filósofos, religiones, grupos culturales y ciencias humanas nos han hablado sobre el camino hacia la profundidad, es decir, ha habido muchos testimonios de la misma experiencia.

Esas experiencias que nos dicen o nos indican que el final del camino hacia la profundidad es alegría. Porque la alegría es más profunda que el sufrimiento; la alegría es algo último y definitivo.

LA EXPERIENCIA
Hablar de experiencia, es algo complejo, porque la experiencia es el acto por el cual se toma conciencia de la propia relación con el mundo, consigo mismo, con el Absoluto trascendente, inmanente, como algo vivido históricamente, realizado no solamente pensado. Es pues, un concepto pluridimensional.

La experiencia tiene tres categorías:

La empírica: Es algo que todos podemos acceder a ello, "y abarca las percepciones inmediatas, precríticas, no sometidas a una reflexión, que componen a la vida cotidiana en nuestro contacto directo con el mundo que nos rodea". Esta primera parte es el punto de partida de todo conocimiento, pero es superficial, contiene elementos de una experiencia pero no una verdadera experiencia.

La experimental: Esto es lo contrario de lo anterior, porque se realiza reflexivamente y con un fin determinado dentro de condiciones previamente establecidas. Lo experimental es el instrumento del científico, porque a través de ello hace su estudio metódico y sistemático de los datos aportados por la experiencia empírica. Pero hay algo que el científico no puede someter a experimento y es específicamente lo humano, lo personal, no puede objetivarse, no puede reducirse a un dato directamente controlable, demostrable. Esta parte pasa a otra dimensión, se llama existencia.

La experiencial: Es parte de lo humano, lo personal que le llamamos existencial que esta incorporado a la totalidad de la experiencia humana, pues abarca varios dimensiones y niveles de la existencia misma. Que a continuación veremos los elementos de la experiencia existencial.

1. La experiencia se capta simultáneamente, la relación personal del sujeto que conoce con el objeto conocido. La toma de conciencia de la relación previa del sujeto con el objeto conocido, es reflejo de una situación en la que el hombre se encuentra implicado. Aquí supone la participación real del sujeto en el acontecimiento, lo cual implica la toma de conciencia de la alteridad del objeto conocido.
2. la experiencia requiere el encuentro inmediato con el objeto del conocimiento. Es conocimiento en cuanto que se me aparece, que cuanto que me es dado como manifestación inmediata, como algo que se me revela, que se da a conocer. La experiencia, pues, es presencia inmediata y directo de aquello que se muestra a si mismo.
3. la experiencia tiene su historicidad, su contexto social, es decir, no existe una experiencia aislada, abstracta, siempre la experiencia se da, donde esta situado el hombre. Precisamente la historicidad de la experiencia corresponde una apertura fundamental.
4. La experiencia se realiza en su historicidad, donde se da un cambio que se produce en el hombre, el cual a partir de su experiencia contempla el mundo y vive de diferente manera en él.
5. Las experiencias viven en la medida en que no están cerradas sino que permanecen en movimiento de apertura y esperanza. Es decir, bloquear una experiencia es no dejar crecer en conocimiento, al igual sustituir una experiencia por otra de tipo experimental es no tener apertura y esperanza. Hay que tener claro que la experiencia como forma de sabiduría nunca se agota. Y toda experiencia esta cruzada por la expectativa y el riesgo.
6. Lo que constituye la experiencia es el lenguaje. Considero que esta parte es fundamental y elemental porque es la que configura la existencia del estar en el mundo, del hacerse presente en el proceso abierto de la historia como un "yo" y no como cualquier objeto. El yo es para el otro en cuanto habla. El habla reside en el ser de la persona, es el que da identidad a la persona misma. El habla que se convierte en lenguaje es la clave para interpretar y comprender al otro. Ese lenguaje es un conjunto de códigos por lo tanto son signos, signos que son utilizados por el hombre para nombrar cosas. Por lo tanto esos signos no existen sino vehículos para expresar realidades y cosas.

Hasta aquí, hemos hecho un resumen de lo dicho por el Carlos Bravo, consideramos que lo empírico, lo experimental y lo experiencia o existencial son presupuestos elementales para un acercamiento a comprender nuestra fe. La fe por lo tanto, según nuestra interpretación tiene fases importantes: el cual, haremos un análisis de la fe genérica y la fe religiosa.

Partiremos desde el sentido del creer. Pues creer es tener una opción fundamental en la experiencia sobre algo o sobre alguien. Por ejemplo: creo que va llover – pues es la misma experiencia la que da una base para creer. O cuando decimos creo en ti. Lo decimos a partir de la experiencia. No se puede decir creo en Jesús sino se ha tenido la experiencia de Jesús. Aquí es notable, que es necesario construir la base de la fe a partir de la experiencia. Porque la fe brota de la experiencia, se fundamenta de la experiencia, es decir, la fe tiene como soporte a la experiencia.

Cuando acontece lo que es objeto del creer, ya no se cree, sino que se tiene certeza que brota de la evidencia o dominio del dato. La certeza no es fe porque es posterior a la fe. Por su naturaleza la fe descarta la evidencia. Dicho de otro modo, creer excluye la prueba o demostración.

¿Cuál es la relación entre fe y experiencia? A nuestro parecer todo creer supone una experiencia previa; pero nos corresponde interpretar esa experiencia. La experiencia es la condición para que haya fe. Porque todas las opciones razonables que hacemos o realizamos son actos de fe y su validez se demuestra en el proceso. Por ejemplo: un joven que tiene varias novias hace una opción razonable por una novia y durante el proceso del noviazgo comprueba la validez de la opción y se demuestra a través de la confianza y de ella misma se hace posible la entrega. Aquí es muy claro que la vida se desarrolla en la opción razonable, sin esa opción razonable o fe nadie se realiza. De esta experiencia cotidiana de una fe genérica podemos decir algo de la fe religiosa.

La fe religiosa: Es fe en un ser superior, en un absoluto trascendente, no importa como lo imagine, ni como lo llame. La fe genérica se refiere a los sentidos parciales; la fe religiosa se refiere al sentido total. La fe religiosa comienza donde termina la fe genérica. Es imposible tener fe religiosa si no se ha tenido fe genérica. La fe exige un compromiso, la fe religiosa exige no solo que Dios exista sino que sea posible comunicarse con él. No basta que exista, es necesario que el hombre tenga acceso a Dios y pueda unirse a él para encontrar en él su realización plena.


Antonio José Hernández

viernes, 21 de septiembre de 2007

LA EXPERIENCIA DE DIOS NOS ACERCA A SU MISTERIO


Para hacer una afirmación como esta, es importante apoyarse en un autor, para ello he tomado a Leonardo Boff y su libro “testigos de Dios en el corazón del mundo”, como guía y apoyo para este ejercicio de síntesis que pretendo desarrollar a continuación.

Anteriormente bastaba tener imágenes de Dios mediante esquemas religiosos o teológicos para experimentar a Dios, es decir sólo nos quedábamos con los datos sobre Dios pero no se profundizaba esa primera experiencia de esa afirmación o representación para entrar en una dimensión más original y más honda que nos llevara a preguntarnos sobre esos mismos esquemas o imágenes de Dios.

Al lograr salir de esos esquemas que nos llevan a trascender más allá de nuestros propios paradigmas, es cuando logramos ir dando nuestros primeros pasos para captar su misterio, por lo tanto, no nos conformamos con lo que solamente nos dice la razón, sino que es la misma razón al sentirse limitada la que nos lleva a preguntarnos sobre esos datos primarios. Es aquí donde el misterio de Dios se va revelando. Cuando Dios se vuelve totalmente otro y trasciende por encima de todo (de la misma razón) y se deja captar en la misma experiencia del hombre que se abre hacia él, a su intimidad, por lo cual, Dios se hace inmanente en el ser humano cuando éste acoge su auto-donación.

Este entendimiento de la presencia de Dios en nuestra vidas, del salir de sí para darse al otro, no es muy clara todavía hoy en muchas iglesias católicas, lastimosamente todavía muchos cristianos no han sido bien instruidos por sus párrocos y obispos sobre lo que significa tener una ex – peri – en- cia de Dios, sino que aún nos conformamos con hacernos imaginarios sobre Dios mismo.

Pero ¿cómo juzgamos esto? ¿Quiénes son los culpables?
La verdad, para poder hacer un juicio hoy sobre la experiencia e imaginarios de Dios, es necesario ver que estamos en un cambio de paradigma, donde la ciencia en cierta medida ha ido alejando al hombre de Dios, de su historia. Precisamente esto ha hecho de que la historicidad se quede como algo obsoleto, ahora lo que importa es la nueva tecnología. Estos son pero no deben ser los obstáculos para recuperar la historia, ni mucho menos para ver que en esa misma historia es y ha sido donde Dios quien se ha manifestado, esta, la historia ha sido la vía por la cual el hombre ha tenido una experiencia originaria de Dios, donde Él se ha reflejado como Padre que acompaña y libera a su pueblo de todo tipo de opresiones e injusticias. Así, que los culpables son y somos aquellos que vemos la historia como algo pasado, que nos alienamos al tecno-centrismo y no vemos que detrás de ello hay una historia que continúa avanzando y en medio de ella está Dios, pero también hay una experiencia humana, tanto científica como religiosa.

Hasta aquí el misterio se hace ausente. En fin, no se trata de juzgar el avance científico, ni de volver a repetir la historia como era hace 2000 años. Lo que hoy debemos buscar es lograr experimentar a Dios en el mismo quehacer cotidiano de los hombres, en cada una de las actividades que hacemos. Reconocer que detrás de todo aquello que logramos hacer, de los éxitos que tenemos, de lo que expresan nuestros sentimientos, no sólo puede ser explicado con los avances científicos, hay algo que es trascendente e inmanente en el actuar de cada persona en el mundo, eso es su misterio, aquello que se revela pero no se ve. Así, el mundo se convierte en revelador de Dios como algo que lo articula y la da sentido.

Este sentido es el que hoy debemos darle a nuestra experiencia de Dios, que no solamente se quede como una simple experiencia de datos, sino que sea algo original, que logremos experimentar no solo objetos, sino la presencia de Dios mismo en nosotros mismos como algo radical que vive en cada ser humano, así, logrando ver que nuestra vida está llena de sentido, que el misterio está allí presente en esa autodonación de Dios hacia nosotros y al acogerlo lo logramos mostrar a los demás, y eso solo se puede dar por medio del reconocimiento de Dios en el otro. Reconocer que lo vemos, oímos, hablamos, es porque existe algo en nosotros que hemos recibido y eso es Dios y su misterio.

Arnoldo Fernández Castañeda