martes, 6 de noviembre de 2007

UNA REFLEXION EN TORNO AL MISTERIO DE LA TRINIDAD DESDE LEONARDO BOFF

Leonardo Boff se ha esforzado en presentar su reflexión y comprensión en torno a la trinidad -gloria al padre, gloria al hijo, gloria al espíritu santo-. Él, escribe precisamente para los pobres, para los latinoamericanos, que no son precisamente lógicos pero que hemos sido contagiados y motivados por el pensamiento lógico y occidental.

Es importante la invitación hacia la mirada desde el nacimiento, desde la base, desde el surgimiento de nuestra fe trinitaria y entender su proceso histórico, para tener una mejor comprensión actual de nuestra profesión de fe. También es necesario entender que el origen de nuestra fe trinitaria no es occidental sino más bien oriental, y gracias a los esfuerzos que se han hecho para la comprensión del misterio revelado por un judío oriental, Jesús de Nazaret. Desde esta perspectiva miraremos la evolución e intentos que se han hecho para la comprensión del misterio de la trinidad.

Los evangelios no hablan de la trinidad, ni siquiera aparece el termino “trinidad”, lo que aparece es el Padre manifestado y obedecido por el hijo, y la presencia del espíritu santo. Ahora bien, la tradición viene desde el Antiguo Testamento y Jesús le da un sentido verdadero a la tradición. Se hablaba de Yahvé, el cual Jesús lo identificó como Abba (padre), un padre que no esta lejos sino un padre cercano, un padre misericordioso (el hijo prodigo), un padre amoroso y Jesús revela su relación de hijo con el Padre en sus oraciones, en sus actitudes, en sus milagros.

Un ejemplo de su oración (Lc 10, 21-22) cargada de alegría del espíritu: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra…” además, esta oración manifiesta la relación del Padre con el hijo y el hijo con el padre. Este texto de Lucas es fundamental para la comprensión de nuestra fe, porque la fe es la integración del ser humano consigo mismo y con Dios, es decir, es la unidad personal, el encuentro personal del ser humano con Dios.

Así también, encontramos muchos testimonios de fe comunicados en los evangelios sobre el misterio revelado por Jesucristo, que a continuación daremos algunas características de dicha revelación. Vemos que la revelación misma se desarrolla en la vida humana de Jesús, porque Jesús revela la actitud de un padre misericordioso, revela que ha sido enviado por el Padre, hace un intento por restaurar el señorío del Padre, libera en virtud de una energía y de un entusiasmo que lo impregna y que causa la admiración de los presentes. Y el espíritu santo se manifiesta a favor de Jesús, actúa en su propia vida. Revela la unión y la comunión que existe entre el Padre y el espíritu. Esta revelación lo vemos claramente en su oración, en el anuncio de la buena nueva, en el enfrentamiento con los judíos, los fariseos, en sus gestos de sanar y su trato con sus discípulos. Dicho de otro modo, la revelación se hace por medio de sus palabras, obras y actitudes. Todo esto que he dicho es un testimonio de los discípulos oculares y oyentes de su enseñanza y su mensaje.

Ahora bien, necesitamos dar otro paso mas ¿cómo ha sido comprendido, vivido y enseñado el misterio de la trinidad por los padres de la iglesia en el mundo helenista? Hay tener presente el momento histórico, el momento político, el momento cultural y el momento religioso de la época. Realmente fue una época de transformación, una época de cambio, una época donde se va configurando un mundo cristiano, una transformación del imperio. Es el encuentro de dos culturas distintas, es el desarrollo de una nueva religión cristiana pero también es el momento de defender la fe, la religión de los cristianos. En esta época vivieron los primeros padres de la iglesia en traducir su experiencia religiosa en una teología adecuada a aquel ambiente para asegurar la verdad de la fe. Usaron expresiones precisas que estaban al alcance de la razón critica de aquel tiempo; como substancia, relación, persona que son términos propiamente griegos. Estos términos no aparecen en la Biblia, por ejemplo no hablaban de persona sino hablaban de hombre, de varón y mujer, después al hombre se identifico como persona, persona significa el que tiene derecho para expresarse.

Pero resulta que el misterio no se puede encajar bajo las categorías humanas, aunque el esfuerzo humano fue necesario para la época por captar la revelación de Dios dentro de las exigencias de la razón humana y explicarla de manera coherente y lógica para que sea creíble y aceptable. Para un cristiano no fue fácil explicar el misterio lógico de la trinidad y gracias a los esfuerzos de los grandes teólogos como Tertuliano, Orígenes, Teófilo de Antioquia y otros más. Y la tradición siguió su curso, el dogma se cerró hasta el concilio de Florencia (1439-1445) pero siguió el curso de una teología abstracta, teórica, incluso hasta nuestros días como nos hacia ver Boff. Actualmente todavía vale este lenguaje ante una cultura científica-racional. Pero también es necesario hablar el otro lenguaje, el lenguaje de Jesús testimoniado por sus discípulos.

Ahora estamos consientes que nuestra cultura tiene sus raíces profundas en la cultura griega y nuestra religión tiene sus raíces profundas en la religión judía, en el judaísmo. Por eso la necesidad de conocer las raíces de nuestra cultura y nuestra religión, el cual, es indispensable recorrer este camino para tener una mejor comprensión y explicación actual de nuestra fe.


EL MISTERIO DE LA TRINIDAD COMO EVANGELIO DE VIDA

¿La trinidad que tiene que ver con la vida del ser humano? ¿Cómo explicar la trinidad desde los pobres de América latina? Boff decía que “la trinidad tiene que ver con la vida de cada persona, con su hacer cotidiano en el esfuerzo de dirigir la existencia en la conciencia recta, en el amor y la alegría, en el sufrimiento en la pasión del mundo y de las tragedias existenciales; Tiene que ver también con la lucha por denunciar las injusticias sociales y por construir una convivencia más humana y fraternal, con todo los sacrificios y martirios que supone no raras veces este empeño”. Hemos dicho que la revelación de Dios se desarrollo en la vida humana de Jesús, pues la misma revelación de Dios se revela en la vida humana de cada cristiano, en la vida del pobre, del oprimido, y de cualquier hombre; es absolutamente necesario ver la trinidad en la vida personal y social como un proceso de evangelización al misterio salvífico. Es necesario reconocer al ser humano como un misterio, al mundo mismo como un misterio, a Dios mismo como un misterio.

El misterio de la trinidad esta presente en el ser humano, en la capacidad de la creatividad, en la admiración por la belleza, en la capacidad de amar, en la capacidad de salirse de sí mismo hacia el otro, en la libertad de hacer la voluntad de Dios. Porque Dios a través de su espíritu esta en el hombre, el hombre esta envuelto en el espíritu de Dios. Por eso es necesario que el hombre tenga conciencia de que sus luchas por la vida y por la libertad, es la misma lucha que hizo Jesús al hacer la voluntad del padre a través de su espíritu al instaurar su reino de la gloria y de la vida eterna.

El misterio de la trinidad se ha expresado, se ha revelado por Jesucristo, lo necesario para comprender el misterio divino es la fe, la fe es la puerta de entrada hacia la contemplación del misterio. La fe es creer y creer no es “aceptar las afirmaciones que Jesús y los apóstoles nos han hecho en nombre de la trinidad y sobre la trinidad”, creer significa entregarse, integrarse al padre, al hijo y al Espíritu Santo. “Confiar nuestra vida y nuestra muerte al misterio de la comunión que nos arropa y nos realiza infinitamente”. Creer significa un modo de ser, un camino que nos lleva hacia la dinámica de la revelación, sumergirse en la comunión de la vida trinitaria. Este es el camino que ha hecho Jesús hasta los últimos místicos, los místicos son los que ven la presencia de Dios, la gloria de Dios, son los que ven a Dios como existencia. Son los que expresan que Dios no es amor sino el amor es Dios. Porque si Dios es amor seria una cualidad de Dios y el amor no es una cualidad de Dios sino es Dios mismo, es la fuerza que hace que el ser humano salga de sí mismo hacia el encuentro del otro. El amor es Dios porque el amor envuelve la totalidad del hombre. El amor se expresa de distintas maneras como lo han expresado los místicos.


José Antonio Hernández




LOS CAMBIOS QUE NOTAMOS HOY EN LA DOCTRINA TRINITARIA

La trinidad se ha venido manifestando a través de la historia, donde el mismo pueblo de Dios lo ha percibido en cada una de sus intervenciones, pero hoy día tenemos que percibirla no solamente desde lo que nos dicen los concilios y los padres de la Iglesia sino en las cosas que percibimos y hacemos, eso no quiere decir que todo el intento hecho por ellos sea algo obsoleto, ya que este esfuerzo por relacionar y demostrar la manera como tanto el Padre-hijo y Espíritu Santo, armónicamente se conjugan entre ellos siendo uno solo, es lo que hoy logramos entender como trinidad.

Es aquí donde el misterio de la trinidad se da y se sigue dando económicamente al ser humano para que lo acoja como parte de su naturaleza y se apersone de el.

Esto fue lo que hizo Dios al encarnarse en Jesús, dio a conocer su misterio por medio de su hijo, quien procede del Padre ya que ha sido engendrado por El. Aquí es donde actuá es Espíritu Santo quien procede del Padre y el Hijo, formando los tres una comunión donde el uno se complementa del otro, menos el Padre ya que es coeterno.

Esta misma comunión la podemos ver hoy de muchas maneras, donde le damos diferentes significados y cobran significaciones de las cuales nos aferramos a ellas que hacen que se enraícen en nuestras culturas y religiones haciendo de nuestra fe un fundamento para nuestra vida. Esta simbólica teológica de trinidad que se refleja hoy en nuestra sociedad, la encontramos o esperamos hallarla en: la familia, la iglesia, lo formal, la antropología etc. A nivel de simbología trinitaria, podemos observar hoy día en nuestros contextos culturales y religiosos que alrededor de ellos encontramos expresada la trinidad en muchos símbolos, pero no debemos quedarnos solo con el símbolo, sino que ello nos debe llevar a darle un significación a nuestra existencia y a nuestro mundo.

Esa significación es la que se ha venido buscando en nuestros contextos trinitarios, contextos en los cuales Dios se sigue revelando e intercediendo a favor de los marginados, donde no solamente se muestra como Padre, sino también como Madre, si, como un ser lleno de amor y afecto maternal, ese mismo afecto que recibió Jesús de su madre. Por ello, la trinidad no es solamente un símbolo que representa tres personas, sino que son tres personas llenas de amor, de vida, de afecto, de libertad.

Libertad que es recibida por medio del misterio de la trinidad, una libertad que nos lleva a la santidad en la comunión de cada uno de nosotros con el misterio trinitario. Misterio que hoy nos lleva no solamente a aceptarlo como algo divino o sacramental, sino que también al recibirlo estamos comulgando con el, así como se da la comunión del Padre con el Hijo, así mismo estamos en comunión no solo con ellos, sino que debemos reconocer que la trinidad se hace presente en la creación.

Pero la creación de la cual hacemos parte nosotros, debe no solamente hacernos reconocer la presencia de la trinidad en medio de ella, sino que también como teólogos debemos dejarnos invadir por las tres personas divinas para poder ver y criticar en que lugar estamos nosotros y la Iglesia ante los fenómenos sociales y religiosos que vemos hoy. Por lo tanto, el papel de la trinidad no es solo que reconozcamos que hay una comunión entre el Padre-Hijo y Espíritu Santo, sino que además nos exhorta a denunciar todo aquello que vaya en contra de lo que no es trinitario del amor de Dios, y a continuar reconociendo que la trinidad siempre ha estado presente en medio de la historia liberando al oprimido.


Arnoldo Fernández Castañeda. Ss.cc.


LA COMUNIÓN DE LA TRINIDAD NOS HACE LIBRES Y SE MANIFIESTA EN LA COMUNIDAD

Cuando va atardeciendo acontece para los poetas el crepúsculo del atardecer y refrena para ellos un espacio de contemplación. Donde se emana una dinámica propia por ellos, que se trata de develar la existencia plena del amor, sin olvidar ningún detalle, método real y vivificante, aunque para algunos mítico o ilusorio.

Convicción que data la henchida comunión entre los seres amados y quienes se aman, las inconsistencias emocionales prefiguran una idea mediata de la trascendencia, pero se equipara de destellos naturales que han buscado y encontrado los corazones sinceros de todos los tiempos. En respuestas poco convencionales para muchos, abre la posibilidad de un reconocimiento más sencillo y significativo.

Propicia de esta forma el poder interactuar el uno con lo otro, y verificar la revelación histórica que se ha transmitido desde la antigüedad, como esa vinculación directa de su creador con sus criaturas donada en hijo. Y que ha favorecido la comprensión de lo que acaece hoy, no podemos obviar las fragilidades de los creyentes y menos olvidar el pasado.

Desde esta perspectiva irrumpámonos en nuestras realidades y creencias para fomentar una serena e histórica experiencia de trinidad. La fe en la trinidad de personas, Padre, hijo y espíritu santo, viene a responder a la gran búsqueda de la participación, igualdad y comunión que hace arder a las conciencias de los oprimidos.

Hemos estado por décadas sumergidos en teorías que nos separan de la experiencia trinitaria y que se refleja en las manifestaciones cultuales que damos. Por eso la experiencia nace y se encarna en nuestro pueblo Latinoamericano que ha sido oprimido y devastado por el imperio, donde el clamor de justicia lo han escuchado hombres y mujeres que dieron y siguen dando su vida por los hijos e hijas de Dios.

En esto favorece la liberación histórica, que ha conscientizado y ha generado campos de humanización en nuestro pueblo y que desde allí, la sociedad como estructura sacramental favorece la comunión como lo es la trinidad. Fijados en una realidad menos distorsionada de la piedad popular y de la comprensión de los teólogos.

Por otra parte se debe tener cuidado en el sentido como vemos o reconocemos la trinidad, nos obligamos con un cepillo a contra pelo limpiar o sacudir con cuidado aquello que tenemos a vista, sin ignorar nada. Cernir esa experiencia comunitaria que aducimos vivir y comprender, pues desde allí se engendra la comunión siendo ésta la primera y la última palabra del misterio trinitario. Entendiendo las líneas históricas de liberación como estado de significación en el tiempo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. “La concepción trinitaria de Dios nos proporciona una experiencia global del misterio divino. Cada uno de los seres humanos se mueve dentro de una triple dimensión: la de la trascendencia, la de la inmanencia y la de la transparencia”[1].

Conforme a ello, dentro del marco evangélico podemos denotar el cómo se revela en la historia y en la Iglesia la santísima trinidad, florece la comprensión auténtica e interpretación de cada una de la persona en la trinidad. No se puede hablar, ni mucho menos encontrar esta experiencia dividida, sino como hecho experiencial, de cada ser humano que lo acoja, como lo fue la vivencia testificada de los primeros discípulos.

Expresando que desde la antigüedad (Antiguo Testamento) la presencia viva de Dios-Padre estuvo con el pueblo elegido, aquel que acogió a unos despreciados y moribundos en el desierto (Moisés). Orientándolos hacia la tierra prometida, hacia la misericordia y compasión de un Padre por la situación de su Hijo, ¿acaso el Padre dejaría morir a su Hijo? Sería fuerte este cuestionamiento, pero el sentir de comunión la desliga y entrelaza mas la relación Padre-Hijo, y en experiencia Espíritu Santo-Hijo.

La comunidad se dona y se fortalece en cada uno, se instaura como el reino que Jesús profeso y del cual encarnamos en el sentir del credo. Estamos siendo generadores de vida cuando expresamos al Padre fidelidad, a través del contacto filial como lo tuvo con Jesús. Esa bondad inmersa en los hijos e hijas que él va al encuentro, en intimidad como Abba, padre tierno, entregado a sus hijos.

De esta forma Jesús vivió como Hijo verdadero de Dios, en unidad y fidelidad al Padre, que se dio al mundo en la presencia de su Hijo, y que se encarna en la realidad actual de sus hijos. Jesús como Hijo en relación con el Espíritu Santo, da al mundo seguridad del Padre, que se transfigura para no dejar desfallecer a sus hijos. La interna relación que Dios-Padre tuvo con su Hijo-Jesús, mediante la presencia del Espíritu es resaltada por los evangelios, Pablo y los primeros Padres de la Iglesia, que en sus escritos manifiestan la presencia de la trinidad como gracia, amor y comunión.

La gracia (Jesús) manifiesta la caridad de Dios, ese amor (Padre) presenta la entrega y donación de su Hijo, la comunión (Espíritu Santo) son innumerables dones que recibe la comunidad, y en ella se benefician todos. Todo esto conforma la esencia trinitaria que nos habla Pablo, en 2 Cor 13, 14. Con este presupuesto se debe añadir, que toda presencia trinitaria en la historia implica una revelación de la trinidad, en el ámbito social, económico, político y religioso.

Esta autoentrega de Dios la vemos atestiguada en el nuevo Testamento en las expresiones del Hijo y del Espíritu, enviados por el Padre para la vida del mundo. El Antiguo Testamento posee un valor en sí mismo, ya que es testimonio de la revelación histórica de Dios a un pueblo. Leída desde la revelación en Jesús y el cumplimiento con la parusía en los escritos del Nuevo Testamento. Esta expresión de fe se da en la continuidad sacramental, y que se manifiesta al celebrarlas. Pues se es la propia experiencia existencia de la fe de las personas en la relación con la trinidad que es visible y consciente, y que se transmite en la filiación con la familia y con su entorno, nada puede salir por azar, sino de forma intrínseca ante la otridad.

Teniendo presente que hay varias formas de definir esta realidad trinitaria, en nuestro contexto, debemos ser precavidos, y con propiedad saber el concepto de algunas definiciones que se han asumido en la historia. El primero es el modalismo siendo este los modos como aparece un solo Dios, la unicidad divina, que se proyecta para nosotros en tres modos diferentes.

El segundo, es el subordinacionismo que se asume como la criatura más semejante al padre que es posible concebir, pero sin llegar a la igualdad de naturaleza con el padre, él esta subordinado al Padre, propuesto como el mediador y salvador, siendo esta corriente todavía de discusión en nuestro días. No se puede concebir que Jesús sea Dios y que a la vez haya sido criatura como todos, idea algo fuera de la misma concepción de Dios con nosotros del antiguo testamento.

El tercero, es el triteísmo afirma las tres personas divinas, pero que cada una es diferente a las otras, de substancias independientes y autónomas. No hay comunión entre ellas como constitutivo de la persona divina. Esta visión algo desafortunada, es todavía vigente y de la cual se adhieren muchos.

No podemos ser negligentes ante esta visión y comprensión de la trinidad, cada una de las anteriores concepciones de la trinidad son vigentes en nuestra actualidad y de las cuales muchos creen todavía en ellas. Se subordina al Hijo como al Espíritu, y dejan a Dios verdaderamente, que sería el Padre único. Se sabe que contra estas corrientes tradicionales se es muy difícil ir, es algo que ya esta impuesto en su mente y corazón, pero queda esa tarea incansable del teólogo en no seguir alimentando esas creencias populares y de decrecimiento en las personas, ser mas humanizantes y de acciones evangélicas.

Con ello, vienen los grandes aportes hechos por los padres de la Iglesia desde san Irineo con que todo parte de la regla de la fe y de los escritos bíblicos para contemplar la trinidad. Y estas contribuciones los termina Santo Tomás de Aquino partiendo de la esencia una, procesiones, y termina analizando las relaciones entre ellas, siendo estas relaciones subsistentes y permanentes. Que dan el rumbo al camino cierto del misterio de la trinidad.

Podemos finalizar que este camino en dar respuesta y tener cuidado a las palabras y definiciones, puede ser un espacio de investigación para la teología y de confrontar con veracidad lo que han transmitido en la dogmática de la Iglesia, pues tampoco se puede luchar contra una estructura vigente. Está solo el aporte que podamos hacer como teólogos al mismo existencial trinitario, que se da.


Mario Agudelo

[1] BOFF, Leonardo. La trinidad, la sociedad y la liberación. Ediciones Paulinas, Buenos Aires, 1987, pág. 34.